Teléfono repárate a ti mismo
Científicos vaticinan que en un futuro próximo dispondremos de materiales que se reparan solos, lo que podría dar paso a un mundo donde la tecnología pueda sanar como lo hace un animal o una planta.
Irremediablemente, en algún momento la pantalla de su celular se agrietará, sus zapatos de deporte quedarán inservibles o aparecerán grietas en las paredes de su hogar, y sustituir o reparar estos elementos tendrá un costo.
¿Pero qué pasaría si estos fueran fabricados con materiales capaces de repararse a si mismos? Tal y como lo hacen, por ejemplo, plantas y animales.
La ciencia augura que muy pronto todo esto será posible gracias al uso de materiales autorreparables que ya se ensayan comercialmente.
Fiebre investigadora
La idea de desarrollar este tipo de tecnología se remonta a la década de los 60, cuando académicos soviéticos empezaron a hablar sobre el tema.
Pero en realidad fue un estudio liderado en 2001 por Scott White de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos, lo que detonó una fiebre investigadora en este campo.
El grupo puso a prueba un polímero similar al plástico con cápsulas microscópicas conteniendo un agente líquido sanador. Una brecha en el material provocaba que las cápsulas se rompieran, liberando el agente.
Cuando esta sustancia entraba en contacto con un catalizador presente en el material, una reacción química volvía a unir las dos paredes de la grieta. El polímero recuperó así el 75% de su dureza original.
En la última década, el equipo ha desarrollado y refinado sus sistemas basados en cápsulas, y recientemente presentaron un circuito eléctrico que se repara a si mismo al dañarse.
Microcápsulas en el circuito de oro liberan metal líquido en respuesta a un daño, reparando así su conductividad eléctrica y dando un paso más hacia un futuro de chips que se arreglan solos.
El coautor del estudio Benjamin Blaiszik, quien ahora trabaja en el Laboratorio Nacional Argonne de Estados Unidos, explicó que el circuito podría tener aplicaciones en el ámbito militar o espacial.
‘Imaginen que se da un fallo mecánico de un microchip del robot Curiosity debido a un estrés termomecánico, o que se diera un fallo de interconexión en la fase de aterrizaje. Obviamente, no hay forma de repararlo manualmente o sustituir la sonda’.